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XVIII Festival Internacional de Poesía de Rosario 21 al 26 de Septiembre de 2010
El Festival Internacional de Poesía de Rosario homenajea en su XVIII edición a Juan Manuel Inchauspe (Santa Fe, 1940-1991), con una nueva edición de su obra poética.
Sergio Delgado y Francisco Bitar están trabajando en una nueva edición de la Poesía Completa de Juan Manuel Inchauspe. Tomando como referencia la primera edición al cuidado de Estela Figueroa aparecida bajo el sello de la Universidad Nacional del Litoral en 1994, este proyecto se ha propuesto reunir el material disperso e inédito –poemas, pero también apuntes de otro orden: traducciones, reflexiones, pequeños ensayos- con el fin de establecer los archivos que, en su conjunto, conformarán el fondo de autor.
Entre los papeles encontrados durante la investigación, cabe destacar el hallazgo de una importante cantidad de originales, tanto de trabajos de juventud como de poemas pertenecientes a su época de madurez, algunos incluso fechados con posterioridad a su último libro publicado, Trabajo nocturno (1985).
La tarea de rastreo hizo posible además reconstruir la actividad poco difundida de Inchauspe como traductor -sobre todo de poetas brasileros como Manuel Bandeira y Carlos Drummond de Andrade- y dar también con sus fichas de lectura, las cuales ponen en juego un nutrido conjunto de referencias. Las distintas etapas de formación que se desprenden estos textos y los datos biográficos que se han obtenido de diversas fuentes aportaron al establecimiento de una cronología de la vida del poeta que aparecerá incluida en la nueva edición.
Se han previsto también un cuerpo crítico y un anexo con imágenes. El libro aparecerá editado bajo el sello de la UNL en septiembre de este año, cuando Inchauspe sea homenajeado en el XVIII Festival de Poesía de Rosario.
Información extraída de http://www.festpoesiarosario.com.ar
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DOMINGO 26
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17.00 hs.
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CC PARQUE DE ESPAÑA
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Teatro Príncipe de Asturias
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Lectura: Luciano Lamberti (Córdoba), Sylvina Bach (Tucumán), Federico Leguizamón (Jujuy)
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18.00 hs.
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Lectura: Francisco Avendaño (Sgo. del Estero), Cecilia Moscovich (Santa Fe), Martín Rodríguez (Buenos Aires)
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18.30 hs.
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Túnel 4
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Entrevista a Arturo Carrera (Buenos Aires), por Irina Garbatzky
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19.00 hs.
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Lectura: Wingston González (Guatemala), Magalí Jorajuría (Uruguay), Teresa Andrade (El Salvador)
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19.30 hs.
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Túnel 4
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Entrevista a Clemente Riedemann (Chile), por Mercedes Gómez de la Cruz
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20.00 hs.
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Lectura: Ana Gorría (España), Lucía Estrada (Colombia), Irene Gruss (Buenos Aires)
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21.00 hs.
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Teatro: “Mujeres terribles”, obra de Marisé Monteiro y Virginia Uriarte. Intérpretes: Marta Bianchi (Silvina Ocampo) y Noemí Frenkel (Alejandra Pizarnik) Dirección: Lía Jelín
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14.00 hs.
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LA ISLA DE LOS INVENTOS
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Fábrica de leer: Igor Barreto (Venezuela) Coordina: Equipo del Tríptico de la Infancia.
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SÁBADO 25 |
17.00 hs. |
CC PARQUE DE ESPAÑA |
Teatro Príncipe de Asturias |
Lectura: Pilar Almagro Paz (Rosario), Analía Giordanino (Santa Fe), Héctor Avellán (Nicaragua) |
18.00 hs. |
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Lectura: Juan Rodríguez (Rosario), John Jairo Junieles (Colombia), Lucía Bianco (Bahía Blanca) |
18.30 hs. |
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Túnel 4 |
Panel: Las Elecciones Afectivas Luciano Lamberti (Córdoba), Ana Gorría (España), Magalí Jorajuría (Uruguay) Coordina: Alejandro Méndez |
19.00 hs. |
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Lectura: Edgardo Zotto (Rosario), Roberto Raschella (Buenos Aires), Antoni Marí (España) |
19.30 |
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Túnel 4 |
Presentación de la Obra poética de Juan Manuel Inchauspe Participan: Francisco Bitar (editor de la obra), Irina Garbatzky y Cristian Molina |
20.00 hs. |
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Lectura: Juan López (Mendoza), Carla Slek (Córdoba), Clemente Riedemann (Chile) |
20.30 hs. |
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Túnel 4 |
Panel: Poesía y traducción Virna Teixeira (Brasil), Krystyna Rodowska (Polonia) Coordina: Beatriz Vignoli |
21.00 hs. |
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Lectura: Frank Báez (Rep. Dominicana), Washington Cucurto (Buenos Aires), Igor Barreto (Venezuela) |
10.00 hs. |
BIBLIOTECA ARGENTINA DR. JUAN ÁLVAREZ |
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Clínica de poesía: a cargo de Irene Gruss |
18.00 hs. |
CINE EL CAIRO |
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Animalada, largometraje de Sergio Bizzio. Entrevista de Leandro Arteaga al director del film, poeta invitado del Festival. |
14.00 hs. |
LA ISLA DE LOS INVENTOS |
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Fábrica de leer: Geraldine Palavecino (Salta) Coordina: Equipo del Tríptico de la Infancia |
16.00 hs. |
CMD NOROESTE “OLGA Y LETICIA COSSETTINI” |
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Café y poemas Horacio Fiebelkorn (La Plata) y Maritza Kusanovic Vargas (Argentina/Chile) Coordinan: Marcela Prosperi y Fabricio Simeoni |
23.00 hs. |
BAR TERCER MUNDO |
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Micrófono para: Douglas Diegues (Paraguay), Carla Slek (Córdoba), Martín Rodríguez (Buenos Aires), Virna Teixeira (Brasil), Wingston González (Guatemala). Coordina: Alejandra Méndez |
SÁBADO 25
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17.00 hs.
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CC PARQUE DE ESPAÑA
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Teatro Príncipe de Asturias
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Lectura: Pilar Almagro Paz (Rosario), Analía Giordanino (Santa Fe), Héctor Avellán (Nicaragua)
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18.00 hs.
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Lectura: Juan Rodríguez (Rosario), John Jairo Junieles (Colombia), Lucía Bianco (Bahía Blanca)
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18.30 hs.
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Túnel 4
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Panel: Las Elecciones Afectivas Luciano Lamberti (Córdoba), Ana Gorría (España), Magalí Jorajuría (Uruguay) Coordina: Alejandro Méndez
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19.00 hs.
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Lectura: Edgardo Zotto (Rosario), Roberto Raschella (Buenos Aires), Antoni Marí (España)
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19.30
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Túnel 4
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Presentación de la Obra poética de Juan Manuel Inchauspe Participan: Francisco Bitar (editor de la obra), Irina Garbatzky y Cristian Molina
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20.00 hs.
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Lectura: Juan López (Mendoza), Carla Slek (Córdoba), Clemente Riedemann (Chile)
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20.30 hs.
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Túnel 4
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Panel: Poesía y traducción Virna Teixeira (Brasil), Krystyna Rodowska (Polonia) Coordina: Beatriz Vignoli
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21.00 hs.
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Lectura: Frank Báez (Rep. Dominicana), Washington Cucurto (Buenos Aires), Igor Barreto (Venezuela)
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10.00 hs.
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BIBLIOTECA ARGENTINA DR. JUAN ÁLVAREZ
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Clínica de poesía: a cargo de Irene Gruss
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18.00 hs.
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CINE EL CAIRO
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Animalada, largometraje de Sergio Bizzio. Entrevista de Leandro Arteaga al director del film, poeta invitado del Festival.
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14.00 hs.
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LA ISLA DE LOS INVENTOS
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Fábrica de leer: Geraldine Palavecino (Salta) Coordina: Equipo del Tríptico de la Infancia
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16.00 hs.
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CMD NOROESTE “OLGA Y LETICIA COSSETTINI”
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Café y poemas Horacio Fiebelkorn (La Plata) y Maritza Kusanovic Vargas (Argentina/Chile) Coordinan: Marcela Prosperi y Fabricio Simeoni
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23.00 hs.
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BAR TERCER MUNDO
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Micrófono para: Douglas Diegues (Paraguay), Carla Slek (Córdoba), Martín Rodríguez (Buenos Aires), Virna Teixeira (Brasil), Wingston González (Guatemala). Coordina: Alejandra Méndez
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DOMINGO 26 |
17.00 hs. |
CC PARQUE DE ESPAÑA |
Teatro Príncipe de Asturias |
Lectura: Luciano Lamberti (Córdoba), Sylvina Bach (Tucumán), Federico Leguizamón (Jujuy) |
18.00 hs. |
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Lectura: Francisco Avendaño (Sgo. del Estero), Cecilia Moscovich (Santa Fe), Martín Rodríguez (Buenos Aires) |
18.30 hs. |
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Túnel 4 |
Entrevista a Arturo Carrera (Buenos Aires), por Irina Garbatzky |
19.00 hs. |
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Lectura: Wingston González (Guatemala), Magalí Jorajuría (Uruguay), Teresa Andrade (El Salvador) |
19.30 hs. |
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Túnel 4 |
Entrevista a Clemente Riedemann (Chile), por Mercedes Gómez de la Cruz |
20.00 hs. |
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Lectura: Ana Gorría (España), Lucía Estrada (Colombia), Irene Gruss (Buenos Aires) |
21.00 hs. |
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Teatro: “Mujeres terribles”, obra de Marisé Monteiro y Virginia Uriarte. Intérpretes: Marta Bianchi (Silvina Ocampo) y Noemí Frenkel (Alejandra Pizarnik) Dirección: Lía Jelín |
14.00 hs. |
LA ISLA DE LOS INVENTOS |
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Fábrica de leer: Igor Barreto (Venezuela) Coordina: Equipo del Tríptico de la Infancia. |
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AQUELLOS VIEJOS BARES.
Hay lugares especiales,
Hay lugares especiales,
como ser, los bares.
Algunos, determinados bares
a los cuales suelen visitar
los fantasmas de antiguos concurrentes.
Aquellos
que poblaban las mesas con sus cuerpos,
el ambiente con sus gritos
y el universo entero
con las ideas y los sueños que emanaban
de su sangre caliente.
Eran tiempos en que nada servía;
había que destruirlo todo
y comenzar de nuevo a hacerlo todo.
¡Tamaña pretensión!.
Pero fue así, las cosas
suceden de una sola manera,
así como uno solo es el tiempo
que transcurre.
Es por dicho motivo
que esos fantasmas hoy rondan
por algunos boliches,
quizás en el intento de hallar
una razón:
aquella que sentían tan firme
como su propia vida.
Armando Delponte
ROSARIO, AGOSTO DE 1990.
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Eterna búsqueda
que discurre en el tiempo
ocupando espacios interiores.
Sombra desbordada
de siglos.
Horizontes
plagados de dudas
insondables.
Presuntas verdades
que cubrieron
la verdad escondida.
Centurias cómplices,
de fuegos encendidos
y luces apagadas.
¿Un nuevo renacimiento
nos espera?
ARMANDO ADOLFO DELPONTE
JUNIO DE 2005.
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PODER
Poder,
lujurioso poder,
imponente señor;
enérgico, impetuoso,
decidido y soberbio.
No sabes de medida,
moderación,
cordura, ni prudencia.
Moras en todas partes,
estás en la piel
y en el corazón del lobo,
devorador eterno.
Tu presencia incluyente
no dicrimina
ni al más despreciable
de los hombres.
ARMANDO DELPONTE
NOVIEMBRE DE 2007
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APÓSTROFES
(DEDICADO A LOS HIJOS DE LOS PODEROSOS
QUE NO FUERON A MALVINAS)
Tranquilos, cautelosos,
sin cargo de conciencia;
serenos, sin apuro,
seguros de sí mismos.
Contentos, altaneros,
conscientes y precisos;
para ellos
estaban agotadas las vacantes.
Jamás enfrentarían la tristeza
ni el hambre.
Nunca, tampoco,
besarían el barro
ni mojarían con lágrimas
la tierra.
Hoy, son ellos los que
rinden
sentidos homenajes
en posición de firmes.
Las fuerzas vivas
con el alma muerta
saludan a los héroes
caídos.
Se recuerdan los hechos
en placas consagradas
a la memoria inerte.
Si supieran los muertos
que todos los hipócritas
hoy veneran recuerdos
que no les pertenecen…
Son los mismos que entonces
gritaron: ¡adelante!
dando un paso al costado.
Y después, ya en la mesa,
con la conciencia calma
y el apetito fuerte,
devoraron los ojos, los brazos,
los pulmones,
de aquellos que sufrieron
los golpes de la muerte.
ARMANDO DELPONTE
AGOSTO DE 2006.
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EL NEGRO ARROYO
El Negro Arroyo caminaba muy orondo; no le cabían dudas: había cumplido con su deber, pegándole una buena apretada a esa mocosa díscola. No faltaba más. Para colmo, no era la única: en la fábrica, como por encanto, comenzaron a aparecer últimamente unos cuantos disconformes. A esos nada les viene bien, parece mentira. Y en esta época, con el poco trabajo que hay, y con la que se viene.
Por eso hace falta ponerlos en vereda, por su propio bien. La piba entró hace poco más de un año y viera qué calladita y silenciosa era. Una mosquita muerta. De unos tres meses a esta parte no se tiene idea de cómo cambió la mocosa. Que la ropa, que los guantes; cuando no es el agua potable es el horario, pero la cosa es que siempre le faltan veinte para el peso. La última queja fue por la falta de bidet en los baños. ¿En qué cabeza cabe? Si quieren tanta comodidad, que se queden en su casa.
A veces lo hacen reír. Hasta el ruido les molesta. ¿Cómo no va a haber ruido en una fábrica? Es lo más natural del mundo. ¿Para qué vienen entonces? Después se quejan si el patrón se enoja y termina echando a unos cuantos. Ah…, porque no es ella sola. Al final, tanta charla y tanta charla, terminó convenciendo a varios de que tenía razón.
Arroyo no quiere ser malo, pero tiene que actuar. Para eso es delegado. Para que a la gente no le falte nada y también para colaborar con el orden en la planta, para que las dos partes puedan convivir en armonía. De otra manera, no hay cuerpo que aguante.
Quizás en algunas cosas tengan razón, no lo niego, pero hay que saber esperar. El sindicato lo dijo claramente: la empresa tiene que vender, para ganar mucho dinero y salir adelante. Eso es lo primordial. Entonces sí, ahí va a poder hacer alguna de las cosas que le piden. Algunas, no todas.
Por eso le recomendaron que hablara con la chica, para tranquilizarla un poco y que comprenda. Tal vez, en el fondo no es mala, pero tiene esa rebeldía…, claro, la juventud. Y como tiene también facilidad para eso, arrastra a los demás.
El secretario general le recomendó lo mismo, aunque él es distinto: es más tolerante y comprensivo que el patrón. Él es un compañero. Debido a eso, quiso que la hablara Arroyo, un hombre mesurado, para que la cosa no pasara a mayores. Todo se puede arreglar mediante el diálogo. De manera que intervino él, Arroyo.
No vayan a creer que le fue muy fácil, no. Cuando empezó a hablarle, la chica reaccionó mal, insultándolo. Imagínense, tratarlo de alcahuete a él, que no hace más que preocuparse por la gente y cuidar la fuente de trabajo. Pese a todo, continuó pacientemente su labor de convencimiento, hasta que llegó al límite.
Su madre era sagrada, no iba a andar en boca de una chinita cualquiera y mucho menos de una revoltosa que todavía no había terminado de romper el cascarón. Ella no era nadie.
La tomó por las muñecas y la llevó, entre injurias, hasta quedar ocultos entre dos máquinas, poniéndola de espaldas contra una de ellas. Después, apoyó su cuerpo contra el de ella, para que sintiera quién era el más fuerte. De paso, que supiera que estaba frente a un hombre. La "mocosa" no parecía tener mucho miedo y pudo, pese a su inmovilidad, propinarle unos certeros rodillazos aunque, en un momento, comenzó a flaquear.
Entonces la chica gritó y, ante sus gritos, se acercaron varios de sus compañeros. Arroyo no tuvo más remedio que irse, en medio de los insultos de todos, tratando de recordar bien la cara de los presentes. También formaba parte de su función.
Se alejó, pensando que su trabajo estaba bien hecho y que la situación cambiaría un poco. Él, había cumplido con su deber.
Lástima que las cosas sucedieran así –pensó arroyo – que fuera tan rebelde. La pendeja estaba linda, muy linda.
De última, no estaría mal invitarla a salir.
ARMANDO DELPONTE
Febrero de 2009
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La mujer y el hombre en la literatura, la cultura y la historia (de mandatos, prejuicios y algo más)
El próximo jueves 11 de febrero, comenzará un nuevo taller de lectura y reflexión. En esta oportunidad, se tomará como eje temático la femineidad y la masculinidad dentro de los condicionamientos impuestos por nuestra sociedad.
El objetivo es crear un espacio grupal de encuentro con la literatura, a través del intercambio de ideas y emociones. Se contará con el aporte teórico de profesionales en otras disciplinas: histórica, psicológica y filosófica que esperamos, pueda enriquecer la comprensión de nuestras propias problemáticas y las de nuestro entorno.
La duración del taller es de diez encuentros, todos los jueves de 18.30 a 20.30 hs. en BUCHÍN LIBROS, Entre Ríos 735. El material que vamos a utilizar estará disponible en la fotocopiadora XQ., y el costo, por encuentro es de $15,-. Para el que prefiera abonar todo el ciclo, es $ 120,-
Coordinadoras: Graciela Shapiro - Elisa Palchik - Vanina Cisi - Ana Rebechini
Informes: 4215134/156-611780
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Para todos los que naveguen por estos mares virtuales les cuento que el taller que tengo el placer de coordinar cambió el día de reunión.Seguimos en Buchín Libros (entreRios735) pero los viernes a las 18.Están invitados a espiar para saber que pasa allí , sin compromiso por eso es una invitación.Los espero
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LA CALLE
Vivir
y parecerme a las estrellas:
mirado desde lejos,
empequeñecido.
Sentir, en la piel,
la humillación, el ultraje,
la ofensa.
Notar
la distancia que me aparta, inclemente,
del mundo que sueño.
Esta vida azarosa
(como dicen los sabios)
me reservó
la calle, las lágrimas
y el hambre.
La calle es mi mundo
y el mundo es la calle;
Valle de lágrimas
y hambre.
No hay salida;
puede haber efímeros
escapes
con un costo tremendo.
A pagar siempre,
naturalmente,
por una sola de las partes.
ARMANDO DELPONTE
AGOSTO DE 2009
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EL ROSTRO DEL TIEMPO
El rostro del anciano revelaba sensatez. Sus ojeras, profundas, cavilantes, acentuaban su mirada perdida que denotaba una vida de sufrimiento, marcada por golpes rabiosos que habían dejado en él la impronta indeleble de la carencia.
Sentado en la puerta del rancho miserable, parecía estar ahí desde siempre, cumpliendo el mandato de un dios ancestral que le ordenara vigilar la vida.
No se podía definir su edad; simplemente era viejo. Viejo, de esa vejez sin tapujos ni disimulos vacuos, proveniente de un tiempo añejo que señalaba, a través de su mirada, el sentido de lo atávico. Se notaba, sin embargo, esa serena sabiduría acumulada, sin lugar a dudas, desde los orígenes de la sangre, del hambre y la resignación.
No hablaba demasiado. Apenas el saludo y alguna que otra respuesta a preguntas que merecían, la mayoría de las veces, ser contestadas con el silencio.
Cuando fumaba, aspiraba profundamente entornando los ojos, como si todo su ser se metiera hacia adentro en permanente búsqueda. Después, levantando la mirada, la situaba nuevamente en el infinito, en la nada. Transmitía serenidad y sabiduría; invitaba a pensar las cosas más de una vez, sin pronunciar una palabra.
La estupidez humana, de la que –a veces – hace tanto alarde el animal que piensa, cumplió su cometido. No llegó a ser ni un número, salvo para los suyos; el frío invierno que se lo llevó, ni siquiera colaboró con las estadísticas.
ARMANDO DELPONTE
NOVIEMBRE DE 2008
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Primera Mención Especial en el Concurso Literario de la Asociación Literaria
El Flaco de las manchas
El Flaco de las manchas se llama Alberto, toca el bandoneón y pinta cuadros. Es todo un artista. Tiene el aspecto de un hombre melancólico, de un romántico peregrino de mundos lejanos. Tan lejanos como Finisterre. ¿Cómo es posible que a la vera del Paraná aún siga recordando sus rías? Como artista, siempre puso el acento en la autonomía de su obra con respecto a la vida. Con él entra en la pintura la exótica fascinación, la pincelada justa, el sentido del color y el matiz esencial. Hace el admirable ejercicio de una sobriedad y un dominio de sí mismo casi estoicos. Y sé que no estoy errando el tiro. También sé otras cosas, sé que cuando llegue el día en que deje de soñar con el paisaje verde de Galicia, el Flaco retornará a la risa. No hace mucho lo encontré en su atelier la tarde que pintó tres barcas amarillas y no tuvo mejor idea que amarrarlas al recuerdo de una escollera de Calvo Sotelo. En cambio, al asma de su fuelle le pone paños en el pecho… ¡Ay, su fuelle!, un rezongón en la noche. — Uno está tan solo en su dolor— masculló, parado sobre el escenario ramplón de un vetusto cabaret. Alberto no puede olvidar el ayer. Es un fanfarrón entre cuatro paredes, supo estar unos años guardado en un bulín de la calle Canalejo de la ciudad nueva de A Coruña, donde se ufanaba por aparentar ser un taita embajador de mil raleas suburbanas. Por entonces, su Rosario natal no era más que una ciudad confinada en un país allende los mares del sur. Entradas las tardecitas, trepaba a las tablas del Jofre de Ferrol para llamar con su instrumento a los feligreses del Cantábrico y, cuando estaban a sus pies, les hacía escuchar un réquiem de tangos alucinantes. En un cortejo entrañable de mimos, su bandoneón macho argentino se codeaba con las bandurrias, las gaitas y las panderetas. Entonces, todo era baile y zapateo. Era el momento de alimentar su fantasía: el Flaco alucinaba con treparse al Rosalía de Castro. Tarde se acostaba a dormir. A la mañana se calaba la boina en su afán por abrigar las ideas y a las once salía a caminar hasta el Ayuntamiento de la calle Sol. Eso sí, antes que llegara el mediodía el Flaco siempre acertaba a encontrarse con algún que otro artista —trasnochado como él— para consagrarse a compartir sus aceitunas en oliva y beber juntos un Conde de Valdemar en el Dublin. A la una en punto, por arte de magia, aparecía el vendedor ambulante a ofrecer pipas y cigarros en la esquina. Era el anuncio que la hora de almorzar estaba cerca. Entonces el Flaco, ni lerdo ni perezoso, ordenaba pulpo a la gallega o callos, o percebes con una copa de alvariño. Avanzada la sobremesa, se quedaba en solitario garabateando un recuerdo en la servilleta a esperar que las mariscadoras de la tarde arrancasen los primeros mejillones entre las rocas. Las pobres diablas, poco a poco, iban tallando garras en sus dedos. Él las solía pintar sentado en un sillín a la hora que el sol encendía los colores del horizonte que más le gustaba capturar. — De la costa gallega sale el mejor marisco — repetía el Flaco, algo nervioso por el reencuentro, la tarde aquella que esperé ansioso que sus dedos desataran el nudo de un fardo de telas arrolladas que trajo de España. Dejó que eligiese una para llevar a casa. Me gustó la marina del Puerto de Lorbé, que hoy luce sobre la chimenea de la sala. Se le dio por contar la vez que un grito encendido lo despertó una madrugada. ¿Un grito encendido?, me pregunté. Entonces allá, en aquellas tierras lejanas y como lo haría un Quijote antiguo sin adarga, en un lugar cuyo nombre siempre quiso recordar, el Flaco se asomó al balcón de su piecita para escucharlo mejor. Encendió un Winston, puso sus ojos sobre la estrella del sur y fumó. Para él, el grito fue igual a un orfeón de mil gargantas argentinas coreando su nombre. Parecían voces dadas a quedarse suspendidas el tiempo que fuese necesario, y hasta que decidiese regresar, en el aire espeso de una españolísima noche fría y sola de A Coruña. Entonces, Dios —que a veces sabe lo que hace— se apiadó de él y comenzó a llamarlo también, raspándole los oídos con esa música centenaria que vive y muere en cada barrio de Rosario: el tango. Al fin, el Flaco cayó seducido por la espectral bandoneonía de un antiguo café de Pichincha, entonces se encogió de hombros y volvió, como Carlitos, con la frente marchita. Y así fue como renunció al festejo de la noche de San Juan; se resignó a no saltar más las hogueras en la playa para ahuyentar las brujas en los rituales, al grito de: ¡meigas fóra, meigas fóra! y desistió de humedecerse el gañote con su enésimo calimocho. Porque al Flaco —yo sé— la música celta y las muñeiras lo llaman todavía y la gaita de Carlos Nuñez le sigue chistando al oído en los atardeceres. El balcón de su piecita fue testigo. Apagó la colilla en una maceta y decidió pegar la vuelta para escabullirse —como lo haría un pistolero o un pirata— entre los compases de un disco de Pugliese con ruido a púa, como aquél que copaba la parada en los intervalos sabatinos de los continuados de acción del Sol de Mayo. Y como si fuese poco, las milongueras fusas de violines que hace cien años usurpan el pañol del Teatro El Círculo, también lo volvieron a la realidad. Al principio, el Flaco se resistió a creer que estaba de regreso en su barrio. Cuando cayó en la cuenta que España había quedado lejos, recién entonces dejó rodar una lagrimita. Pobre mi Flaco querido, más de una vez resonó en su cabeza la Batalla de Flores, la romería pagana de Os Caneiros o el globo de papel de Betanzos. Es agosto y en Rosario hace frío, ¡justo agosto!, el mes que se celebra la Fiesta de María Pita en el verano de Galicia. Sin embargo y a pesar de todo, Alberto prendió fuego a su confianza y, al fin, se iluminó. Ahora pinta sus madrugadas tocando un dueto de pincel y bandoneón en su ciudad, conmigo y con su gente. El fuelle y la paleta, que ya no son peregrinos, le suministran propinas tramposas para algún que otro lujo baratieri que le quitan, poco a poco, la sempiterna mufa que acompaña su tristería Y hablo así porque lo conozco. — ¡Flaco, tocando el bandoneón parecés un gallego! — anoche alguien le gritó desde el fondo de la milonga de la calle Ovidio Lagos. Entonces, al Flaco se le dio por recordar y se sentó a la mesa. Por un rato pensó en su bulín de A Coruña con aroma a mar y en el botafumeiro de la Catedral de Santiago de Compostela donde tantos sábados tornara a visitar al Santo dos Croques para pedirle el favor que le conceda un corso en contramano. Pero ya nada de eso importa, ahora le mete colores al tango y lo ejecuta como pocos, o como muchos, yo qué sé. Orgulloso y embalao, exuda aroma a óleo. Anda por la vida paseando su conciencia por Echesortu… o por Arroyito. Y allí, sobre las piernas milongueras de una mujer que baila, deja las huellas perennes de un arte pictórico tan protuberante y fatal como las “pálidas rubionas de un cuento de Tuñón”. El norte de España no se olvida. Está presente en cada trazo, en cada pincelada de barcos y obreros, de sol y de playa… de mariscadoras. Digo de él que es pura pasión. Sus esperanzas lo convidan a subirse al para-avalanchas de la popular de Regatas y quedarse allí como un ángel en cueros, haciendo equilibrio. El Flaco persevera. Sigue siendo un noctámbulo hacedor de veladas madrugonas. Y lo hace casi sin darse cuenta, el muy astuto finge ser un señorcito gallego pero es más rosarino que yo. A nadie puede engañar con su boina. Y cuando toca el bandoneón, o no lo toca —qué sé yo si lo toca—, lo acaricia y lo azota, se parece a un extravagante ventrílocuo que lo hace hablar a su manera para que diga sólo lo que él quiere escuchar. Se sabe un héroe y saca provecho. Por eso en los escenarios le cura el jadeo al instrumento interpretando melodías arrabaleras de un viajero clandestino o de un polizón a bordo de una ajena sinfonía para bandoneón y orquesta. Al chistarle los dedos, el Flaco los ensambla. Entonces respira hondo, deja de lado la fanfarronería, cierra los ojos y mece la cabeza sobre el encarnado fuelle y toca, toca como tocarían los dioses paganos en un olímpico carnaval de funeralas. Cierto que no entiende de cursilerías. El Flaco es un virtuoso en chancletas a quien le da lo mismo ir arrastrando los pies por la Calle Real o por Avenida Pellegrini.
Buqui Vatalaro
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El sello editorial Papeles de Boulevard invita a la presentación del libro “El prontuario de la luciérnaga” de Fabricio Simeoni. La misma se desarrollará el viernes 18 de diciembre desde las 19:30 horas en el Museo de la Ciudad (Boulevard Oroño 2300).
El prontuario de la luciérnaga, remite a las formas poéticas embutidas en la regresión anónima y lúdica de todo ser representado en las distintas animalidades. Un extenso bestiario que sincroniza la coacción de lo efusivamente humano y lo eternamente feroz.
Reconocidos artistas de la ciudad acompañarán al autor complementando la velada literaria con elementos integrados en distintas disciplinas. Música, fotografía, imágenes audiovisuales, arte escénica, teatro e instalaciones serán algunas de las manifestaciones propicias para simbolizar un nuevo festejo armónico y afectuoso. La entrada es libre y gratuita Por favor difundir esta información
Fabricio Simeoni, nació en Rosario (provincia de Santa Fe, Argentina), el 3 de marzo de 1974, donde reside. Es poeta y periodista. Desde el 2006 se encarga de la prensa y difusión de las actividades culturales de la plaza cívica (sede de gobierno provincia de Santa Fe) Fue codirector de "los lanzallamas", revista de arte y literatura. Actualmente coordina el taller literario de la biblioteca Gastón Gori en Fisherton. Colabora con distintos medios radiales y gráficos entre los que se destacan revista fanzin editorial ciudad gótica, revista boga casa de la poesía municipalidad de Rosario y micro de filosofía en radio dos, programa 10 puntos conducido por Luis Novaresio. Participa en los ciclos de lecturas de poesía de su ciudad. En mayo de 2005 fue declarado artista distinguido de la ciudad de Rosario por su trayectoria poética, literaria y periodística. Dicho reconocimiento fue entregado por el honorable consejo municipal. En diciembre de 2006 fue reconocido artista de la provincia de Santa Fe, título otorgado por la cámara de diputados de dicha provincia en homenaje a su trayectoria literaria y periodística. Obtuvo el primer premio en el concurso de poesía Felipe Aldana de la editorial municipal 2007, por su obra cavidades del recreo escrita en forma conjunta con Fernando Marquinez.
Publicaciones: "Cronos" (notas periodísticas, los lanzallamas 2000, declarado de interés municipal) "Rey Piojo" (poesía, los lanzallamas 2001) "Calambre de los descensos" (poesía, los lanzallamas 2003) "Agua Virgen" (poesía, con fotografía de Federico Tinivella , menta producciones 2004) "Jardines Flotantes" (opúsculo de poesía, Junco y Capuli 2005) "Sub" (poesía, ciudad gótica 2005) "Otro Pasto" (poesía, con Federico Tinivella , Orlando Valdez, Miguel Culaciati, Patricio Raffo, editorial Ross 2007) "Cavidades del recreo" (poesía, en colaboración con Fernando Marquinez, editorial municipalidad de Rosario 2007) "La mujer de las cortadas" (relatos breves, editorial fundación Ross 2008) "Episodios del fuego" (poesía, con fotografía de Federico Tinivella y Ariel Subirá, menta producciones 2009)
Ha editado el disco “Alquimica” con música de Fabián Gallardo y las voces de: Darío Grandinetti, Roberto Fontanarrosa, Gustavo Cordera, Silvina Garre, Quique Pesoa, Mónica Alfonso , Carlos Resta, Daniel Querol (www.alquimica.com.ar).
Integra las antologías "los que siguen" (los lanzallamas 2002)- "dodecaedro de poetas" (edición del concejo deliberante de la ciudad de Rosario 2004)-"pulpa" (gato grille 2006)- "19 al fondo" (gato grille 2008)-" poetas del tercer mundo" (ciudad gótica 2008)
www.fabriciosimeoni.com.ar www.fabriciosimeoni.blogspot.com www.simeonifabricio.com.
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ESPERANDO A ENRIQUE
La noche de Buenos Aires no se mostraba hospitalaria. El frío intenso calaba los huesos y la niebla no me permitía ver mucho más allá de mi sentir. Pacientemente continué buscando hasta encontrar el objeto de mi obsesión. Llegué a la esquina que me habían indicado y crucé la calle en diagonal, como cortando una vieja angustia. Por fin iba a tener la oportunidad de disipar mis dudas.
Entré por la puerta principal –la de la ochava – y comencé a mirar en abanico.
Allí estaban. Al caminar hacia la mesa que ocupaban, los dos me miraron. José y Marcial parecían estar esperándome, como si la cita hubiera estado marcada por alguna poderosa deidad interesada en reunirnos aquella noche, o señalada por el mismísimo destino.
– ¡Salud! –dije al llegar – ¿Puedo sentarme con ustedes?
– Seguro pibe. Te estábamos esperando.
El que me respondió, José, era el que parecía tener más edad de los dos.
– ¿Y cómo sabían de mi llegada? – pregunté con curiosidad.
– Abel nos trajo la noticia, pichón –dijo Marcial –, el flaco estuvo con nosotros esta tarde temprano.
Se me llenó el pecho de inquietud y preguntas.
– ¿A... Abel?, –inquirí, un poco extrañado.
– Sí pibe, Abel. Pero no te asustés. No estuvimos hablando con un fantasma. El está siempre con nosotros. Cuando hace falta, lo invocamos. Siempre le preguntamos lo que va a pasar y nunca nos falla. Por eso, sabíamos que vos ibas a venir esta noche.
Esta última respuesta fue de José, que parecía ser el de mayor sabiduría y experiencia
Un poco más relajado, me dediqué a observar el entorno. El cafetín seguía equipado con el mobiliario de siempre. Las mesas –mudas – con las tapas de mármol, el mostrador de madera con el viejo estaño y la estantería atiborrada de botellas, que constituían una pléyade de bebidas de distintos linajes.
Sobre las mesas, los codos de aquellos que vaciaban las botellas en aras del amor perdido, de la nostalgia por el país lejano, del hambre o del cansancio.
Charlamos un buen rato. José, pese a los años, continuaba siendo el mismo soñador quimérico de siempre y pensaba que algún día todo esto iba a cambiar.
–Siempre hay tiempo para que las cosas mejoren, pibe. O me saco la grande y pianto a Europa, o en una de esas viene alguien que pone las cosas en su lugar en esta bendita tierra. Pero sabelo, pibe: no hay mal que dure cien años.
–Ni cuerpo que lo resista –intervino sorpresivamente Marcial –, por eso, yo sigo creyendo. Por momentos siento que soy el hombre que describe Scalabrini Ortiz. ¿Sabés? Estoy solo y espero, pero lo mío no es espera vana y sin sentido, es esperanza. Y aunque vengan degollando, no pienso aflojarle a la adversidad. ¿Por qué? Porque sigo creyendo en la gente, en la vida, en que el mundo algún día va a cambiar para bien de todos. Que no se puede seguir viviendo en una ciénaga, en la que se salvan solamente los que tienen de donde agarrarse.
–Cómo los envidio –dije, profundamente consternado –, ojalá yo pudiera ser tan optimista.
Después de estas reflexiones, les hice la pregunta –clave para mí –, ya que el motivo que me había llevado ahí era, fundamentalmente, hablar con él.
–Y Enrique, ¿viene ésta noche? Me gustaría tanto conocerlo.
–No creo, pibe –replicó José – esta noche tiene una cita importante. Te diría que ineludible. Y si no viene hoy, no creo que vuelva a pisar este boliche.
Me quedé esperando con ellos. Tenía muchas ganas de cambiar opiniones, de charlar sobre todo lo que tuviera que ver con las cosas de ésta vida. Saber cómo se puede lograr que el dolor no sea una fuente de resentimiento, de venganza, y que nos permita crecer, en alguna medida. Sólo había una persona que podía explicármelo, porque su vida fue un permanente tormento, desde pibe. Pero esa noche no vino y, como anunciara José, no regresó al cafetín nunca más.
Enrique era hombre de palabra y cumplió con la cita que había acordado. El encuentro se produjo a la hora exacta, ni un segundo antes ni un segundo después y, esa noche, aprendió a volar, como volaba en sus poemas, hacia el mundo donde todos tienen alas y voló alto, pero tan alto, que terminó quedándose a vivir en una nube.
Me despedí con pena de ambos. José y Marcial estaban con los ojos llenos de tristeza. Le dí la mano y un fuerte abrazo a cada uno.
Cuando salí del cafetín, ya clareaba, pero la niebla no se había disipado aún. Empecé a caminar sobre el empedrado grueso, más que nada para escuchar el eco de mis pasos, que el silencio de la madrugada repetía, a través del aire cargado de humedad, llevándolo lejos.
Me dí vuelta para mirar el cafetín por última vez, pero ya no estaba.
La niebla lo había cubierto todo.
ARMANDO DELPONTE
AGOSTO DE 2009
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FANTASMAS.
El Barrio de las Diagonales, en los últimos tiempos, padece de un serio inconveniente: está poblado por fantasmas. Y a plena luz del día. También lo habitan personas de carne y hueso, desde luego. Y he ahí, precisamente, el más grave problema: los fantásticos Entes que tomaron el legendario laberinto por hábitat, son malintencionados e insolentes.
Es suficiente con que detecten una mínima posibilidad de hacer daño, y... manos a la obra.
Así, resulta prácticamente imposible para el peatón desorientado encontrar la casa o la dirección que busca. Los usurpadores toman cartas en el asunto utilizando un viejo método que data desde los tiempos de Homero: adoptan la forma y consistencia de los buenos vecinos, que, de esa manera, cobran inmerecida fama de antipáticos.
Acto seguido, se paran en las veredas a la espera del incauto de turno. De esta forma, se ve con asombro como dichas apariencias espectrales se divierten, remitiendo a la gente perdida hacia el punto cardinal opuesto al que buscan.
De esta manera, quien quiera ir hacia el Norte, será maliciosamente enviado hacia el Sur. Y pobre de aquel desprevenido que no haya tomado la precaución de recordar por dónde vino: puede tardar horas (y a veces días), para lograr regresar con los suyos.
Más aún, es atendible el rumor acerca de las personas que permanecieron extraviadas por semanas enteras, víctimas de los susodichos fantasmas, quienes les impidieron encontrar la salida.
Pero hay, felizmente, momentos en que los caminantes que atraviesan el Barrio lo hacen sin inconveniente alguno. Esto ocurre durante las horas en que algunos vecinos, de carne y hueso, salen a la calle.
Entonces, los extraños reciben toda suerte de amabilidades y pueden llegar a donde desean. Esto gracias a las atentas indicaciones de la buena gente que se brinda sin reservas, comedidamente.
Lástima los fantasmas, que con sus perfectas metamorfosis logran hacer creer a todo el mundo que los auténticos protagonistas de semejantes impertinencias, son los vecinos del Barrio.
ARMANDO DELPONTE
INVIERNO DE 1990
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LOCO.
El Barrio Viejo tiene algunas de esas cosas, cuya visión hace revivir historias plenas de misterio.
Los añosos plátanos que adornan sus veredas desparejas semejan enormes criaturas que, por las noches, proyectan sombras fantasmales con vida propia. Estas escapan del quietismo habitual y echan a andar por las calles, que aún conservan el empedrado viejo, convertidas en reflejos de seres y cosas que alguna vez habitaron esa pequeña porción del universo.
Así, no debe asombrar a ningún caminante noctámbulo el hecho de tropezar de manera repentina con la figura de Zanni, el loco cuya chispa y buen humor dejaban absortos a los habituales de la mesa, en aquellas horas de café y discusiones.
¿Qué buscará en las sombras de las noches del barrio? Posiblemente, un piano en el cual renovar el asombro de quienes lo escuchamos en uno de los hechos más extraños que se le recuerden cuando, sin decir palabra, se sentó al afinadísimo Fischer de la confitería y, con los ojos fijos en el teclado, nos brindó quince minutos de impecable música clásica, sin que nadie se lo pidiera.
Fue inútil insistir para que volviera a hacerlo; todo eso había brotado de lo más hondo de su sentir y hoy, a la luz de los años que transcurrieron, me doy cuenta de que tocó para sí mismo, para sacar cosas que llevaba dentro, muy dentro, diciéndolas en un lenguaje distinto al de las palabras cuando, a borbotones, aquellos brotes de vivencias sepultadas pugnaban por tomar forma.
Atento a esto, las gentes del Barrio Viejo, ya conocedoras del tema, lo dejan andar por las noches y las auroras tempranas. Quizás, en el silencio imperioso de las madrugadas, Zanni, el loco, pueda reencontrarse con todo aquello que alguna vez amó, cuando era mucho más que una sombra, y su presencia era precedida por el sonido de sus pasos.
ARMANDO DELPONTE
INVIERNO DE 1990
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Brevísimos
Tarea cumplida
Susana está sentada en el pórtico de la casa contemplando el mar y su pasado. Evoca la tarde cuando se recibió de Perito Mercantil. Preñada de esperanzas, Susana comenzó entonces sus estudios universitarios. Y fue doctora. Había salido muy temprano de su hogar para trabajar, más tarde se enamoró y se casó, después tuvo hijos que le dieron nietos y éstos, a su vez, bisnietos. Reconoce haber vivido un tiempo valioso. Ahora espera que venga el sueño de la siesta perdurable y, a días nomás de cumplir noventa, se la ve feliz con su tarea cumplida.
Pensando en ella
Después de beber la última copa me quedé profundamente despierto pensando en ella. No podía renunciar al deseo. Especulé con ir a buscarla, a pesar del clima hostil y de la hora imprudente. Eran casi las tres, llovía a cántaros y el viento arreciaba con fiereza. En ese momento, aunque me reconocí agotado por el trajín de la jornada en la fábrica, decidí ir por mi incondicional ama y señora. Me vestí, calcé mis botas, puse sobre mis hombros un mantel de hule y salí a buscarla. Ella estaría esperándome en la esquina de siempre, lo sabía con certeza. Entonces, entré al local y compré otra botella.
Tiempo de descuento
Cuando el viejo beduino me dio su reloj a cambio de un camello joven, me dijo: “si logras ponerlo en marcha, tu vida cambiará para siempre”. No le creí y lo puse en marcha. Curiosamente hizo tac, tic y las agujas comenzaron a girar al revés. A medida que el tiempo retrocedía comencé a ponerme más y más joven. Negro el cabello, fuertes los brazos y mis dientes reaparecieron cada uno en su lugar. Podía nuevamente correr, trepar árboles y cruzar montañas. Me llegó tarde el espanto. Infelizmente me di cuenta del horror una vez que todos partieron, entonces destrocé el reloj con mis propias manos. Estaba solo, tenía catorce años y llevaba vividos ciento seis.
Perdidos
Muy lejos de los reinos, después de algunos siglos entre la horca y el azote, la provincia vecina al mar fue devorada por sus herederos. Los navegantes de oriente que llegaron doscientos años más tarde la encontraron vacía. Sin árboles y todo lo demás. Daba pavor verla de esa manera. Jamás los hombres vieron soledad tan sola. No había pasto en el suelo ni pájaros en el cielo. De aquellos tiempos verdes nada había quedado. Tampoco memoria. La provincia era una roca, algo así como una lápida arrancada de la costa. Y entonces fue una isla en el Pacífico que llamaron de Pascua, habitada por gigantes de piedra mirando al este por encima del horizonte. Esas estatuas pedían socorro. Pero ni los dioses podían escuchar sus voces mudas, perdidas. Como perdidos estamos en el universo infinito.
Buqui Vatalaro
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Los Talleres cumplen 20 años ( 1989 - 2009)
Lectura del Taller literario para adultos y jóvenes. Coordinación a cargo de Celia Fontán , Vicky Lovell
Centro Cultural Bernardino Rivadavia,
Martes 24 de noviembre,20 hs.
Organiza Biblioteca Argentina , Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario
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